Vivimos en un mundo de sistemas. Empezando desde nosotros, por ejemplo: para que nuestro cuerpo humano pueda funcionar, debe tener a todos los elementos (órganos) de cada uno de sus sistemas en el lugar correcto, en orden. Del mismo modo, para el amor existe ese orden. ¿Quieres conocer cuál es? Aquí te lo explicamos.
Es maravilloso, cuando empezamos a sentir la armonía del orden. Vivir en orden, es vivir en completo amor.
Como estas adentro, se expresa afuera. A veces sentimos que pasamos por medio de un caos y dentro de poco llega la calma. Esto es porque hemos logrado pasar exitosamente alguna circunstancia, porque encontramos el camino para resolverlo o porque amorosamente alguien nos extendió la mano en ese momento. Es cuando el orden regresa a nuestra vida, las cosas se ponen en el lugar que son y se experimenta paz interior.
Los Órdenes del Amor
Desde las constelaciones familiares, Bert Helliger nos habla de los 3 Órdenes del Amor. Estos ordenes aplica para todo tipo de relaciones. Pues es un orden que tenemos cada uno de nosotros hacía cada una de nuestras relaciones.
Saber reconocer mi lugar en mi primer sistema, que es la familia, colabora a que pueda ubicarme en el resto de sistemas.
Bert Hellinger explica las 3 bases fundamentales para mantener o restaurar la armonía en el Sistema Familiar.
Estos 3 órdenes del amor son:
- Pertenencia (el vínculo por derecho a ser parte del sistema y no ser excluido.)
- Jerarquía (Quien llega primero tiene prioridad)
- Dar y Recibir (es el equilibrio del sistema)
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Empezar a Ordenarnos en el Sistema
Para que una persona pueda empezar a ir a la vida con total libertad, paz y armonía, es importante ordenar su primer sistema, el Sistema Familiar. En cuanto ese primer sistema se encuentre en armonía, su sistema personal estará equilibrado y así podrá experimentar que sus demás relaciones fluyen de un modo más ligero.
Caso contrario, si aún existe un desorden en el sistema familiar, existe un desorden en su sistema personal (emociones, sentimientos) y lo traslada a otro plano y tipo de relaciones: profesional, laboral, de pareja, hijos, social.
Cada persona ocupa un lugar dentro de cada sistema (familia, trabajo, pareja, sociedad), desde ese lugar tiene funciones específicas que cumplir. Cuando por alguna razón ese orden se altera (a veces sin ser conscientes) se refleja en conflictos o discusiones.
Al trabajar con las constelaciones familiares se busca principalmente que la persona ocupe el lugar que le corresponde, dentro de su sistema familiar para que pueda desarrollar su proyecto de vida. En la terapia se descubre que orden u órdenes se alteraron y buscar soluciones, es el punto de partida para restaurar sus relaciones conflictivas.
Dar el lugar a cada uno
Uno de los momentos principales, es cuando ocupo mi lugar, acepto y doy el lugar a cada uno de los miembros del sistema, ahí se reestablece el equilibrio. La comunicación es otra herramienta muy poderosa que colabora para regresar al equilibrio en relaciones sociales, por ejemplo: empleado – jefe, pareja, hijos, etc. Somos seres que nos relacionamos constantemente, nuestra manera de conectar con el mundo físico es por medio de la comunicación, si no hay, la otra persona no puede saber lo que está sucediendo, a la par resulta afectada. Lo que haga un miembro del sistema afecta a los demás.
El orden crea conexión. El crecimiento personal, o espiritual, sólo puede darse en la persona que está ordenada, que está en su lugar. De modo que mientras no esté en su sitio, la persona no conecta consigo mismo.
“Con amor, solo con amor, no basta. Tiene que estar en orden” Bert Hellinger.
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